Felipe V de España. Reinado. Política Interior
A pesar de las condiciones
personales y de su enfermedad, que le sumía en intermitentes y largas demencias,
supo elegir a sus ministros: desde los primeros gobiernos franceses, seguidos
por el de Julio Alberoni y, tras la aventura del barón de Ripperdá, por los
ministros españoles, entre los que destacó, por su programa de gobierno
interior y por su acción diplomática, José Patiño. Actuaban desde las
secretarías de Estado y de Despacho, el equivalente más cercano a los
ministerios posteriores, que suplantaron a los consejos del régimen
polisinodial de los Austrias, reservados para honores y consideraciones, pero
vaciados de poder, a excepción del Consejo de Castilla, creciente en sus
atribuciones. Por ello, la oposición a los gobiernos de Felipe V provino
siempre de los nobles relegados.
Felipe V de España |
Durante su largo reinado
consiguió cierta reconstrucción interior en lo que respecta a la Hacienda, al
Ejército y a la Armada, prácticamente recreada por exigencias de la explotación
racional de las Indias, y como medio inevitable para afrontar las rivalidades
marítimas y coloniales de Inglaterra. Su logro fundamental, no obstante, fue el
de la centralización y unificación administrativa y la creación de un Estado
moderno, sin las dificultades que supusieran antes los reinos históricos de la
Corona de Aragón, incorporados al sistema fiscal y con sus fueros y derecho público
(no así el privado) abolidos con la aplicación de los Decretos de Nueva Planta.
En la actualidad los historiadores llaman la atención sobre los motivos por los
que Felipe V sigue siendo un monarca denostado a pesar de que durante su
reinado "impulsó la racionalización de la administración para de esta
forma promover el desarrollo económico en un reino sumido en una fuerte crisis
económica. Felipe V también puso en marcha un proceso de reforma agraria para
superar el ancestral atraso del campo. No menos importante fue su interés por
fomentar el comercio, la producción industrial y las vías de comunicación y así
posibilitar la formación de un mercado nacional”.
Portada del Decreto de Nueva Planta de la Real Audiencia del Principado de Cataluña |
Los Decretos de Nueva Planta
(Decreto de 1707 para Aragón y Valencia, de 1715 para Mallorca y de 1716 para
Cataluña) impusieron el modelo jurídico, político y administrativo castellano
en los territorios de la Corona de Aragón, que habían tendido, especialmente en
Cataluña, a apoyar las pretensiones del candidato austriaco. Solo las
Provincias Vascongadas y Navarra, así como el Valle de Arán, conservaron sus
fueros e instituciones forales tradicionales por su demostrada fidelidad al
nuevo rey durante la Guerra de Sucesión Española. Así, el Estado se organizó en
provincias gobernadas por un Capitán General y una audiencia, que se encargaron
de la administración con total lealtad al gobierno de Madrid. Además, para la
administración económica y financiera se establecieron las Intendencias
provinciales, siguiendo el modelo francés, lo que conllevó la aparición de la
figura de los intendentes.
Para el gobierno central se
crearon las secretarías de Estado, antecesoras de los actuales ministerios,
cuyos cargos eran ocupados por funcionarios nombrados por el rey. Se abolieron
los Consejos de los territorios desaparecidos jurídica o físicamente de la
Monarquía Católica (Consejos de Aragón, Italia y Flandes). Quedaron, pues, el
de Navarra, el de Indias, el de la Inquisición, el de Órdenes (el único que ha
pervivido hasta nuestros días), etc. De hecho, todo se concentró en el Consejo
de Castilla. Asimismo, se organizaron las Cortes de Castilla, en las que se
integraron progresivamente representantes de los antiguos estados aragoneses.
No obstante, el declive de las Cortes Castellanas continuó como en los siglos
precedentes, con un papel meramente protocolario (como juras de los Príncipes
de Asturias).
Felipe V se enfrentó a la ruinosa
situación económica y financiera del Estado, luchando contra la corrupción y
estableciendo nuevos impuestos para hacer más equitativa la carga fiscal.
Fomentó la intervención del Estado en la economía, favoreciendo la agricultura
y creando las llamadas manufacturas reales. Al final de su reinado los ingresos
de la Hacienda se habían multiplicado y la economía había mejorado
sustancialmente.
Tomo V de la edición del Diccionario de la lengua castellana en 1737 |
Siguiendo el ejemplo de su abuelo
Luis XIV, quien consideraba la cultura y el arte como un medio para demostrar
la grandeza real, Felipe V fomentó el desarrollo artístico y cultural. Ordenó
la construcción del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, inspirado en el
estilo francés cuyo modelo paradigmático era Versalles, al cual se retiraba
para cazar y recuperarse de su depresión. Con todo, la influencia italiana en
el arte cortesano del reinado es notoria, debida principalmente a la fuerte
personalidad de la reina Isabel Farnesio. Felipe V adquirió para decorar la
Granja importantes esculturas romanas de Cristina de Suecia. Su otro gran
proyecto artístico fue el Palacio Real de Madrid, que ordenó construir tras el
incendio del Alcázar de Madrid, que siempre le había disgustado. Durante su
reinado se amplió y reformó notablemente el palacio de Aranjuez. Su reinado
coincidió con la introducción en España del estilo rococó. Felipe V fue también
el fundador de organismos culturales tan prestigiosos como la Real Academia
Española y la Real Academia de la Historia, siguiendo el modelo francés.
Igualmente, en el terreno del
derecho dinástico Felipe V instauró en España los usos franceses. Así, tras un
intento de introducir la ley Sálica frustrado por la oposición de las Cortes,
el 10 de mayo de 1713 promulgó un nuevo reglamento de sucesión, que constituyó
la Ley de Sucesión Fundamental, en el que las mujeres solo podrían heredar el
trono si no hubiera herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral
(hermanos y sobrinos), con lo que se pretendía bloquear el acceso de dinastías
extranjeras al trono español.
Palacio Real de La Granja de San Ildefonso |
Como consecuencia de las
necesidades de la guerra y siguiendo el modelo francés, Felipe V realizó una
profunda remodelación del ejército, sustituyendo los antiguos tercios por un
nuevo modelo militar basado en brigadas, regimientos, batallones, compañías y
escuadrones. Se introdujeron novedades como los uniformes, los fusiles y la
bayoneta, y se perfeccionó la artillería. Durante el reinado de Felipe V se
inicia la reconstrucción de la armada española: se construyen buques más
modernos y nuevos astilleros y se organizan las distintas flotillas y armadas
en la Armada Española (1717). Esta política sería proseguida por sus hijos, y
hasta finalizar el siglo el poder naval español siguió siendo uno de los más
importantes del mundo.
Cabe destacar que, si bien Felipe
V tenía un poder absoluto, nunca gobernó como tal. La enfermedad que padecía
desde la adolescencia y que provocaba en el rey ataques transitorios de
depresión (Isabel Farnesio pretendió curar la melancolía del rey con el canto
del castrato Farinelli) impidió que Felipe V pudiera cumplir regularmente con
sus tareas de gobierno. Por ello, el verdadero poder lo ejercieron sus primeros
ministros, algunos cortesanos como la princesa de los Ursinos, y posteriormente
su segunda mujer, Isabel Farnesio, con la que se había casado en 1714.
Reformas políticas y
administrativas
Felipe V haría que la
administración pública corriera directamente por cuenta del Estado y se
establecieron las intendencias. La administración sería ejercida en adelante
por la Corona y por funcionarios públicos especialmente nombrados para tales
fines. Todas las funciones de la administración pública debían caer en manos de
profesionales. El nombramiento de los funcionarios tendría en cuenta únicamente
su preparación y competencia. Solo ascenderían por sus méritos y debían
percibir un buen salario para evitar la corrupción.
Felipe V realizó una completa
modernización de las técnicas administrativas. Esto sería posible gracias a la
profesionalidad de los funcionarios públicos y a la elaboración de leyes e
indicaciones claras. La rendición de cuentas a las autoridades sería regular y
periódica, y la fiscalización se realizaría permanentemente, pudiendo sustituir
al funcionario que no cumpliera sus funciones.
Se constituyó la obligatoria e
inmediata observancia de la ley. Durante los siglos XVI y XVII muchas
ordenanzas enviadas desde la metrópoli fueron «acatadas, mas no cumplidas» por
las autoridades coloniales. Según el historiador Céspedes del Castillo, la meta
reformadora consistió en sustituir esa fórmula por otra como esta: «Obedezco,
cumplo e informo de haberlo hecho con rapidez y exactitud». Por último, se
limitaron el poder del arzobispado y las funciones de los obispos, reduciendo
así el poder de la iglesia.
Cuadro de Felipe V en el Almudín de Játiva expuesto boca abajo como castigo por ordenar el incendio de la ciudad en 1707 |
Reformas económicas
Se fortalecieron y regularon las
actividades económicas. España debía recuperar el comercio con sus posesiones
de ultramar, arrebatándoselo a los franceses e ingleses, y combatir el contrabando.
Se mejoró el sistema fiscal. También se aumentaron los impuestos y se crearon
aduanas, encargadas de recaudar los impuestos del comercio interior y exterior.
Felipe V ratificó las medidas
mercantilistas, como la prohibición de importar manufacturas textiles o la de
exportar grano; y se intentó reanimar el comercio colonial por medio de la
creación de compañías privilegiadas de comercio (al estilo de los Países Bajos
o el Reino de Gran Bretaña) aunque no tuvieron demasiado éxito. Las cláusulas del
tratado de Utrecht, que daban a Inglaterra el derecho a un navío de permiso y
el asiento de negros, hacían que fuera más sencillo para los comerciantes
ingleses que para los españoles (sujetos a las reglamentaciones monopolísticas
de la flota de Cádiz y la Casa de Contratación).
Durante este comercio atlántico
surgieron importantes figuras de la historia naval de España, entre los que
destaca el corsario tinerfeño Amaro Pargo. Felipe V benefició frecuentemente a
dicho corsario en sus incursiones comerciales y corsarias: le otorgó una Real
orden dada en el Palacio de El Pardo de Madrid en septiembre de 1714 en el que
lo nombra capitán de un navío comercial con destino a Caracas. El propio
monarca intercedió también en la liberación de Amaro durante su detención por
la Casa de Contratación de Cádiz y lo autorizó para construir un navío con
destino a Campeche, el cual estaba armado en corso.
Reformas educativas
El control de la educación pasa a
manos del Estado. La instrucción también fue objeto de reforma; la enseñanza
primaria siguió en manos de las órdenes religiosas ante la falta de profesorado
competente. Sin embargo, la educación universitaria fue reformada a fondo. Se
crearon nuevas instituciones de educación superior llamadas «colegios mayores»,
que eran administrados por el Estado, como el Colegio de Minería; en ellos se
implantó el sistema de provisión de becas. Las academias científicas
completaron las reformas en este campo.
Fuente: https://es.wikipedia.org/
Comentarios
Publicar un comentario